La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

viernes, 14 de octubre de 2016

De pájaros, por GABRIEL MERINO


Severos altozanos, alcores agrestes
grises y quebrados como la piel de un muerto
son las colinas donde los halcones celestes
compiten para alcanzar las faldas del viento.
Golondrinas, lágrimas negras que sollozan de un hilo
como pescando nubes, esperando un pañuelo.
Las alas pegadas a su frac sin brillo
hasta que del pentagrama levantan el vuelo.
Y los rojos flamencos, engomada la frente
de agua con azúcar, caramelos de fresa
diluidos en un estanque: el reflejo irreverente,
la pata alzada, la cabeza baja como una mesa.
El jilguero en la jaula, perro de las aves
-el balcón sin su canto es como un niño sin sonrisa-
es un reo cantor, amarilla y negra nave
que se pierde en una inmensidad que solo divisa.
El cuervo es un tizón apagado que surca
un cielo de hiel, sacando ojos al paso,
una brasa de ceniza en mi chaqueta caduca,
una advertencia negra para quien no le hace caso.
Y la paloma, de paz rellena, de color imposible
como una sábana andaluza, como un fantasma
 se ahúma en la ciudad esquivando rifles
buscando entre las olas un remanso en calma.

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