La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

lunes, 14 de noviembre de 2016

Un lugar hermoso, por MARIAN ORRUÑO TOUZÓN.

   

 Sé de paisajes y ciudades hermosas y algunas tan bellas…Viví en Alcalá de Henares. Dos años viví en esta ciudad; conocí a las cigüeñas en sus grandes nidos sobre la torre de la Iglesia, sus mesones, la Capilla del Oidor, sus conventos, sus llanos y vaguadas, sus montes bajos y su río Henares de mañanas de domingo transitando por su orilla. Conocí sus almendros en flor y sus  nevadas de pétalos y recuerdo a mi perro, lo veo ágil, vivo… corriendo por campos vedados, asustando sin quererlo liebres y conejos: “corrían como liebres asustadas y prometí…”, dice el poema..: prometí no olvidarte jamás, Alcalá de Henares, prometí llevarte en mi corazón como un latido perpetuo porque entonces te amé y sigo amándote.
    Te añoro cada día Alcalá de Henares, sé por qué no volveré más a ti, a recorrer tus calles, a contemplar tus casas, tus conventos, a transitar más aquel trayecto mil veces recorrido: Alcalá-Madrid  Madrid-Alcalá y regresar de nuevo a tu remanso de silencio, a encontrarme de nuevo con tu Puerta de Madrid que dejé unas horas. La razón, el pecado capital más venial de todos, la pereza que crece pareja con los años o quizá por querer seguir viviendo aquel tiempo de dicha que me diste entonces y puede que ya no lo hallara ni aun encontrándome de frente con tu belleza. Porque sólo hay un tiempo vivido de gozo en el que todo se nos da y el recuerdo, tal vez, sea más bello que cualquier realidad vivida.
    Creo que nunca más Alcalá de Henares volveré a ti. Escribiendo estas líneas he sido  consciente de ello. Porque tu orilla, río Henares, no será la misma que fue entonces, ni mi perro ya es el mismo, ni el tiempo pasado es ya…; ni yo soy…

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