La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

martes, 14 de marzo de 2017

Deseos incompletos, por TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO.



En la calle Drexler, esquina con Vergara,
mientras paseaba más impasible que nunca,
un triste verano del 79,
conocí a la mujer más hermosa
del mundo y sus confines.

Caían exactamente las cinco quince de la tarde.
El calor dibujaba siluetas improbables
a falta de sombra celosa
que acunara mis vencidos ojos entrecerrados.

Al cruzarme con ella y sus reinos,
mi carne se despegó en paradójica agonía
de los huesos, y la camisa
se me unió al cuerpo en comunión incorpórea.

Me miró un segundo bajo su gracioso sombrero
de fieltro rosa
y descubrí que se había enamorado de mi melancolía
tan adolescente y cabizbaja;
de mis manos descubiertas y nostálgicas,
y de mi pelo que aún hoy permanece escaso y revuelto
por el espanto que provoca la vida cada mañana.

Al final fuimos valientes y generosos:
corazones impregnados de anhelos,
cruzados por la suave realidad
que madruga cada día que pasa

más cruel y más sincera.

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